Coquena, también conocido como LLastay, habita nuestro suelo norteño como todos ya sabemos.
Es el protector de los animales que habitan la región, principalmente de vicuñas. También recompensa a los buenos pastores con monedas de oro y castiga a los cazadores, en especial a los que cazan con armas de fuego.
Cuenta una habitante de la puna jujeña; de una noche muy oscura en la cual un pastorcito salió a buscar a su rebaño para volver lo antes posible a su casa con su familia.
Una pequeña porción del mismo se alejó mas de lo común, llevando al pastorcito mas allá de lo habitual, llegando a perder la orientación y el camino de regreso.
Se inquieto bastante, pero no abandonó su misión de encontrar a las vicuñas perdidas y traerlas de nuevo a su rebaño. Luego de un tiempo de búsqueda, a punto de entregarse al cansancio y la oscuridad de la noche; la figura de un animal extraño comenzó a marcarle el camino, por curiosidad o por instinto la empezó a seguir, acercándose sigilosamente hasta dar con una vicuña de comportamiento muy extraño a la cual nunca había visto antes.
De repente los animales perdidos comenzaron a reunirse a su alrededor y el pastorcito sorprendido por lo que estaba sucediendo, no se percato en que momento la vicuña (coquena), desapareció de su vista, dejándole unas monedas de oro en pago a su perseverancia y buena acción.
Corriendo volvió a su casa con todo el rebaño y las monedas para comprar regalos a su familia.
Desde ese día no duda en realizar una buena obra, porque sabe que de algún modo será recompensado.